miércoles, 3 de diciembre de 2008

Capítulo 9

Y empiezas a leer y yo mismo me sorprendo que escribo antes de que me ocurran las cosas, o después pero para que parezca ahora, o durante incluso. Son las cosas de la escritura en presenta y primera persona. ¿Qué es antes: que entro a casa, que escribo que entro a casa o que lees que entro a casa? ¿Si entro a casa y mi perro me ladra a las 6 de la mañana, y lo escribo y no lo lees realmente no entro, verdad? ¿Pero si entro a las 6 de la mañana a mi casa, mi perro me ladra pero tú lo lees a las 5 de la tarde? No entro a las 6 de la mañana y mi perro me ladra, sino que entro a las 5 de la tarde aunque yo diga lo contrario. Pero eso sí, mi perro seguirá ladrando de manera permanente, sea la hora que sea. Eso sí que no tiene que ver nada con la “literatura”.

Es curioso, casi cosas de hadas, que un buen día, por cosa de un bigotudo me pare en un pilar y antes de que decida yo nada, ya sabes que me he parado en un pilar, que he escuchado el canto del bicho ese y que me recuerda la historia de un vejete, Claudio. Pero claro, más curioso todavía es que nada más empezar a leer este texto que he escrito yo mismo me tope de morros con que entro a casa a las 6 de la mañana, cuando realmente son las 5 de la tarde, y que me entero que le pego un grito al perro porque no deja de ladrar. De hecho lo descubro unas líneas más adelante pero aquí el tiempo no es lineal, ¡qué más da!

Total, que entro a casa a las X (no se qué hora tienes), y le pego un grito al perro porque no deja de ladrar. Mis padres se asoman por el escándalo que resulta de la trifulca con mi querido chucho, y me pegan una riña que ríete tu de las riñas de los profesores de primaria cuando no hacías los deberes.

Por fin llego a la cama, de esto sí que me acabo de enterar, que me acuesto antes de tomarme un vaso de leche calentito. Yo nunca me hubiera ido a la cama directamente. Empiezo a sospechar si es que escribo de alguien que no soy yo, pero es bastante improbable. De todas maneras, lo tendré que aceptar, al fin y al cabo soy lo que escribo. O espera, ¿no soy lo que leo, o soy lo que lees tú ahora mismo? Dios mío, que lio. Esto debe de ser la resaca. Mejor lo dejo aquí, metido en mi cama a las (¿qué hora tienes?) y esperando a que mañana sea otro día. Quién sabe si mañana me despierto y soy el presidente. Quién sabe…

P.D. ¿Todavía no sabéis mi nombre?

No hay comentarios: