viernes, 9 de enero de 2009

Feliz:

Ya es lunes. Sabía que no lo harías. Aunque te bombardee a correos de "hazlo ya" por aquí sigue lloviendo. El otro día ponías cara de asustado, como si las cosas que decía (te decía) no fueran contigo. El tono era alto y las palabras bastante claras, aunque viniendo de mí puede que te sonaran a broma. Pero, fíjate, si le quitas la sonrisa, el hecho de estar en compañía y las tonterías sobre Cortázar, además del enormísimo cariño que te tengo, podría sonar a enfado y todo. Con esto, supongo, te pondrás rojo. O a lo mejor ni eso porque empiezo a dudar que vengas por aquí tan a menudo como deberías.


Tu amigo, el escritor, dice que en realidad, las cosas verdaderamente díficiles son las que la gente cree poder hacer a cada momento. Ten un momento tú, un momento cualquiera, no importa de qué color sea ni siquiera que esté tan mojado que, incluso, destiña- aunque esos, dicen, suelen ser los mejores-, y haz algo tan difícil como lo que te pido. Qué cruel suena la ironía debajo de un dibujo.

Te encuentro más tarde en la bicicleta, y que lo nuestro (todo) siga siendo igual de bonito que siempre. O, al menos, igual de bonito de lo que merece serlo, y a mí me parece.


Una persona odiosa.


P.D. Como dirían en cualquier serie de televisión a la que no me supone ningún esfuerzo sucumbir: "tienes que desquitarte". Del argentino, digo.

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